Es ya
conocida la proliferación de mediciones sobre precios y evolución de los
índices de pobreza e indigencia.
La indigencia se calcula como el % de población que no accede a una
canasta básica alimentaria. La canasta supone la adquisición de productos de
precio mínimo, es decir, el más barato de su rubro por la misma cantidad.
Esto en la práctica, es imposible
de conseguir en un único lugar de compra por cuanto algunos productos son más
baratos en unos lugares que en otros.
La canasta básica mide los precios
de productos y cantidades que necesita un varón de 30 a 59 años para tener sus
necesidades alimentarias cubiertas.
En referencia a lo alimentario
existen incluso otros estudios que cuestionan la composición y las kilocalorías
que proveen las canastas que habitualmente se utilizan para las estimaciones.
La canasta de pobreza es el
resultado de multiplicar la canasta básica alimentaria por un coeficiente que
agrega los gastos no alimentarios (vestimenta, transporte, salud, indumentaria,
esparcimiento, vivienda, equipamiento, etc). Ese coeficiente se llama
inversa de Engel; hagámosle un mínimo tributo.
De ahí se expande hacia el resto
de los miembros según sexo y edad de los integrantes del hogar por cuanto cada uno
de nosotros tenemos diferentes necesidades energéticas.
Aquí es donde, además, intervienen
la estrategias de consumo de cada hogar que son muchas y distintas porque los
hogares se componen de diferentes formas y tamaños.
De lo anterior se desprende que
para medir pobreza hay que medir precios, el gasto de los hogares y luego la
carencias por ingresos de la población de estudio. Estos son los requerimientos
que hay que tener y que, no todos los que difunden estimaciones, tienen.
No obstante, tenerlos no es garantía de
nada.
El diario La
Nación difundió en el día de hoy un estudio elaborado por la UCA sobre la
incidencia de la pobreza en el conurbano de la Provincia de Buenos Aires que
impactaría sobre el 30% de la población.
Durante la
semana ya habíamos leído en Clarín que el 28,4% de los porteños vivía debajo de
la línea de pobreza.
La noticia
del diario Clarín, remitía a un estudio elaborado por la Dirección de
Estadísticas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que puede verse aquí: http://www.estadistica.buenosaires.gob.ar/areas/hacienda/sis_estadistico/ir_2014_694.pdf
Resultaba muy
llamativa la convergencia de ambos estudios elaborados por un organismo oficial
y una Universidad vinculada a la Iglesia por cuanto existe larga evidencia
empírica de que los registros de pobreza de la ciudad de Buenos Aires y los
partidos del Conurbano de la Provincia de Buenos Aires son marcadamente
disímiles. Resultaba llamativo porque ambos estudios orillaban el 30% de
pobreza para la región metropolitana casi sin diferencias entre las regiones.
Incluso, llamaba
aún más la atención que la Dirección de Estadísticas del GCBA @EstadisticaBA
difundiera desde su cuenta oficial una nota que claramente entraba en conflicto
con sus propios datos.
Semejantes diferencias
podrían tratar de entenderse a partir de márgenes de errores en las
estimaciones como consecuencia de tamaños muestrales ostensiblemente
diferentes.
La UCA informa
un tamaño muestral (n=5700) discreto para medir la pobreza a nivel nacional y
mucho más discreto si restringimos el análisis a los elementos correspondientes
a la Ciudad de Buenos Aires. En consecuencia el margen de margen de error se
expande en la estimación pero difícilmente podamos justificar la diferencia
entre 8% y 28%.
En
contraposición, la medición del GCBA informa un tamaño muestra de 9.578
elementos según surge de la Encuesta Anual de Hogares.
En síntesis, la muestra del GCBA es casi el doble de tamaño y
para medir sólo la ciudad de Buenos Aires y sería una muestra con menor margen
de error para la estimación.
¿Qué pasa
entonces si proyectamos la pobreza nacional a partir de la muestra del GCBA?
Tomemos como
referencia la encuesta de UCA y la relación de pobreza entre ciudad y país.
Si
proyectamos esa relación a partir de la encuesta GCBA, la pobreza nacional
sería de 101,4%. Un absurdo que nos eximimos de explicar.
Hay larga
evidencia empírica que la pobreza a nivel nacional es claramente mayor que la
registrada en la Ciudad. Tomando los datos oficiales informados por INDEC y para
el período 2003-2007 para evitar discusiones al respecto del organismo, la
pobreza en el país fue en promedio un 190% mayor que los valores registrados en
la Ciudad.
En
consecuencia, si aplicáramos esa relación histórica a la encuesta del GCBA (que
como ya dijimos tiene una muestra más amplia) la pobreza nacional alcanzaría al
80% de la población. Otro absurdo que también nos eximimos de explicar aunque
el valor esté comprendido en la escala porcentual.
Qué jodidos
son los números. Porque una muestra de mayor tamaño (GCBA) nos lleva a un absurdo
por la relación histórica de la incidencia de la pobreza de la ciudad respecto
del total nacional.
Y una muestra
discreta de tamaño menor y márgenes de errores más amplios (UCA) nos lleva a
otras incongruencias que ya señalamos en otra oportunidad. Así es que las
mediciones de UCA, alguna vez, registraron ya impresionantes caídas de pobreza nunca
vistas (pero siempre publicadas jeje) del 35% al 22% tan sólo en meses.
Qué jodidos
son los números...
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